Llevo contando las horas desde el pasado domingo. Tratando de no ponerme de los nervios pensando en lo que se avecina. Es una situación extraña. Inusual. Nunca antes recuerdo haber estado así. Cualquier mallorquinista, tras estas dos frases, sabe perfectamente de lo que estoy hablando. Pienso en el momento y se crea una mezcla de nervios y emoción. Hasta lo he soñado. Ver Son Moix lleno. Rojo. Negro. Gritando. Efórico. Orgulloso de su equipo. La piel de gallina.

El momento que hemos estado esperando durante toda esta temporada ha llegado. Además, cosas del maravilloso destino, el Mallorca luchará contra el equipo que nos mandó a Segunda B. Qué bello reencuentro. Para mí, este sería el mejor final a la andadura del equipo bermellón en la división de bronce. Lo asimilo bastante a lo que le pasó a España contra Holanda hace un par de años. Prefiero ganar un Mundial y luego perder contra ese equipo al que ganaste. Por enre, hubiera firmado descender contra el Mirandés para ver el cambio que la entidad bermellona ha sufrido, y ascender contra ese mismo equipo y como un nuevo club.

El Mirandés no es el rival más fácil, todo lo contrario, pero este equipo, este Real Mallorca es capaz de ganar tanto en Son Moix como en Anduva. El propio Raíllo ya indicó sus ganas de revancha. Hay gente que dice que hay que encarar el partido de otra forma, dejar esa supuesta venganza a un lado. Yo pienso que la mentalidad de Raíllo dará un plus a todo el equipo. Saber que el Mirandés ha hecho daño a la afición bermellona debe hacer a los jugadores ser conscientes de lo importante que es, no solo ganar la eliminatoria, sino a ellos.

Qué ganas de que sea domingo. Ir al campo. Pisar Son Moix. Ver el ambiente. El recibiento al equipo. Ver cómo la afición se vuelca con los jugadores. Hacer historia de nuevo. Conseguir la victoria. Ascender. Renacer. Todo ello, todas esas sensaciones que viviremos este domingo, serán inolvidables. Pase lo que pase. Y, pase lo que pase, dentro de un par de años, podremos decir que vimos a nuestro equipo rehacerse de entre todas las adversidades posibles para volver a ser el club que era en antaño.