Hoy, presidente de la Asociación Empresarial de Alquiler de Vehículos de Baleares, es un de los principales preocupados por la sobrepobalción de las carreteras mallorquinas. Pero Ramón Reus Llobera (Palma, 1955), pese a empezar a trabajar en Coches Reus desde antes de abandonar el colegio, no siempre estuvo ligado al arrebdamiento de coches. Comenzó su carrera a la orilla de la autopista, vistiendo la camiseta del Atlético Baleares y marcando goles hasta edad juvenil. Entonces, cambió radicalmente de demarcación: la llamada de la portería no se puede renegar.

En el verano de 1979, tras realizar la pretemporada con el primer equipo del Baleares, recibió una llamada de última hora de Miquel Contestí. El presidente mallorquinista, empeñado en levantar el club, desembolso 500.000 pesetas por el guardameta.

Ramón Reus, en la actualidad, siempre rodeado de coches.

En el estreno de la Tercera Balear, Reus se juntó, a las ordenes de Antonio Oviedo, con Rafael Gallardo, Salva Iriarte y Javier Lizoain para conseguir el primero de una racha irrepetible de ascensos. En la siguiente campaña (80-81), la llegada de Quim Ferrer, cedido desde el Barcelona B, le relegó al banquillo desde la cuarta jornada: «no se si por decisión del club o del entrenador, aunque la verdad es que era un gran portero». Sentado al costado de Antonio Oviedo, Ramón consiguió su segundo ascenso como bermellón.

En Segunda división, siguió por los caminos de la amargura, hundido en la suplencia. No obstante, con el cambio de entrenador y la llegada de Lucien Müller, uno de los grandes protagonistas de esta historia, y el rechazó del galo a casarse con jugador alguno, Reus vió un rayo de luz al final de su propio túnel. Gracias a la lesión de Mariano Tirapo, que se rompió el talón de aquiles, Reus comenzó a gozar de minutos y protagonismo. El 24 de abril de 1983, el portero mallorquin recompensó, de forma especial, todo el tiempo perdido. «Müller me reconoció antes del partido que yo tenía que hacer una buena actuación ya que jugaba por encima de la presión de la directiva, que quería que lo hiciese García Mallo», que fichó de urgencia por la baja de última hora del pamplonica.

Ramón Reus, vistiendo una bonita zamarra mallorquinista.

El Viejo Arcángel fue testigo de uno de los goles más vistos de la temporada a nivel global. El Mallorca vencía por 0-2 a un Córdoba desahuciado y, en un partido dictado por el viento y el césped rápido y embarrado, Ramón Reus decidió ser protagonista: «Fue un saque normal de meta. Hacía un poco de viento y el césped estaba algo mojado. Lancé el balón, después de botarlo, hacia el delantero centro Nichiporuk. Como le sobrepasó, Nichi corrió hacia él, junto con su marcador. El portero cordobés, Borja, salió unos metros y se quedó quieto. El balón botó muy alto, delante de él, y voló posteriormente por encima de su cabeza. Borja debió comprender que había calculado mal la salida». Así narraba el mallorquín su primer y último gol como profesional, que colmó portadas, tertulias e informativos y que, a día de hoy, le hubiese hecho forrárse a base de derechos de imagen.

Pese a su hazaña, Reus no tardaría en volver al banquillo, desde donde vivió el ascenso a primera ante el Castilla y, para más inri, no renovó, privándole del privilegio de vestir la bermellona en la máxima categoría: «Tuvimos ofertas del Oviedo y Elche, pero al final decidí a mis 27 años, casado y con dos hijos, quedarme en Palma, vover a Baleares y volcarme en el negocio familiar de alquiler de vehículos, Coches Reus». El éxito nunca fue tan efímero.


“Sa Llotja” pretende, a modo de museo y a través de fotografías, personajes, partidos históricos, portadas de periódicos… exponer la historia del Real Club Deportivo Mallorca. Cada jueves, una nueva entrega: