Tres jornadas lleva el Real Mallorca en la categoría de bronce del fútbol español, en una temporada donde el claro objetivo es el ascenso. Para lograr dicha meta una de las claves de la Segunda División B es la parcela defensiva, es decir, la imbatibilidad. Y esta es una de las grandes virtudes que presenta el equipo de Vicente Moreno.

Ni Peralada, ni Penya Esportiva ni tampoco el Atlético Baleares han sido capaces de perforar la portería defendida por Manolo Reina. El entramado defensivo del conjunto mallorquinista funciona a la perfección, sustentado por un líder de la zaga como Raíllo y también por una de las sorpresas agradables de este inicio de temporada, el lateral Bonilla.

 Vicente Moreno, conocedor de esta dura e igualada Segunda División B, entiende que para tener éxito en esta liga es clave encajar muy pocos goles.

De esta forma consiguió el técnico valenciano retornar al Gimnástic de Tarragona al fútbol profesional durante la temporada 2014-2015. En aquel año el conjunto catalán quedó líder de grupo, con tan sólo treinta goles recibidos en trentaiocho jornadas.

Sin embargo, también es importante analizar la otra cara de la moneda, en este caso la parte ofensiva. Bien es cierto que el Real Mallorca tan sólo lleva anotados dos goles en tres partidos, un bagaje muy pobre si lo comparamos con los nueve goles del Elche, el otro equipo llamado a luchar con los bermellones por el liderato. Es evidente la necesidad de mejorar esos números y es cuestión de tiempo que Abdón, Cedric y Álex López empiecen a trasformar las ocasiones de las que disponen.

En definitiva, como afirmó el pasado sábado el técnico valenciano, lo importante es ir sumando de tres en tres, ya que los goles llegarán seguro. Y es que, como dice el refrán futbolístico, un buen ataque empieza con una buena defensa.