El Real Mallorca, tras pasar por la complicada Segunda División B, ha encontrado una situación extraordinaria para volver con más fuerza al fútbol profesional.

Tras pasar varios días del ascenso, uno se pregunta si el descenso de categoría fue tan malo para el club. Un año después, el conjunto mallorquinista vuelve a estar en el mismo lugar y además con un lavado de cara totalmente necesario.

En primer lugar, el conjunto bermellón ha encontrado una pieza clave en el diseño futbolístico como es el entrenador. Hacía siete años (Michael Laudrup) que un técnico rojillo no conseguía aguantar sentado en el banquillo durante toda la temporada, un dato que explica las grandes dificultades para poder asentar un proyecto. Vicente Moreno parece ser el hombre ideal, ya que ha sido capaz de conformar un bloque sólido y donde la relación entre los jugadores es muy buena. El entrenador valenciano ha aportado serenidad y sentido común a un banco donde la falta de confianza era absoluta.

Otro elemento que ha experimentado un gran cambio esta temporada ha sido la unión entre los miembros de la plantilla. En los últimos años estábamos acostumbrados a ver rifirrafes entre jugadores y conflictos entre pesos pesados del vestuario. Todo lo contrario es lo que ha ocurrido esta temporada, donde un vestuario liderado por el capitán Xisco Campos ha sido una piña y ha sido capaz de estar enchufado desde el primer hasta el último minuto. Es evidente que el buen feeling entre los jugadores no  te hace ganar partidos, pero es un elemento fundamental para que el trabajo futbolístico que se lleva a cabo en los entrenamientos salga hacia adelante.

Bien es cierto que el hecho de haber perdido la categoría el pasado año significa partir de cero y ser uno de los equipos con menor límite salarial de la Segunda División (4,5 millones). Sin embargo, el ejemplo del Huesca nos hace ver que no sólo importa el dinero en el mundo del fútbol para conseguir el éxito.

En definitiva, ha sido un año donde se ha aprendido de los errores cometidos en el pasado y ha servido para entender qué significa formar parte del Real Mallorca. Ahora toca pensar en el futuro, y este pasa por la liga de fútbol profesional, de la cual no debe salir el club nunca más.