Desde que en 1992 se prohibiera ceder el balón al portero, nuestra demarcación se ha convertido en la más completa de todos los implicados en el campo. Entre las funciones que desempeña el portero destacamos cuatro: avisar, ya que ve todo lo que sucede en el terreno de juego, posicionarse antes de la llegada del balón (puede ser un tiro, un pase, un centro lateral, etc.), blocar o desvíar el balón y, por último, con balón puede despejar, iniciar o reiniciar el juego donde en la última década el portero es un jugador de campo más cuando se tiene la posesión.
Por todo ello, las horas de trabajo para con el portero aumentan considerablemente. Así, los clubes cada vez más cuentan con un entrenador de porteros que trabaje con ellos específicamente desde categorías inferiores. Incluso, en las canteras profesionales o clubes profesionales con un alto presupuesto ha aparecido un entrenador de porteros solo para unos equipos determinados: Juvenil A, Cadete A, primer equipo… el cual forma parte directamente del cuerpo técnico. Pero ¿qué rol tiene?
Este entrenador de porteros no solo se encarga de la preparación específica del portero. Ayuda en la planificación de los microciclos en función de las características del equipo, del rival y de la preparación que necesitan sus porteros. Es decir, si el equipo juega un ataque posicional, el entrenador de porteros preparará sesiones específicas dedicadas a que el portero tenga soluciones con el balón en los pies. Por poner otro ejemplo, si esa semana se juega en un campo pequeño, quizás las sesiones irán orientadas a los centros frontales y laterales.
Nuestro rol tampoco acaba ahí. Si el mister confía en nuestro trabajo, podremos modificar o variar tareas en función de lo que hemos trabajado con nuestros porteros. Si en la sesión específica se han trabajado tiros lejanos, debemos apretar al mister para que cuando se introduzcan en el trabajo con el grupo (esencial para el aprendizaje) haya situaciones de tiros lejanos. O, con suerte, el entrenador de porteros puede preparar la tarea para todo el grupo. La mayoría de entrenadores de porteros tienen la titulación de entrenador y están capacitados. El ejemplo más claro lo podemos encontrar en Paco López, entrenador del UD Levante, y su cuerpo técnico. Da total libertad tanto a jugadores como a sus ayudantes. Pude hablar no hace mucho con Nico Bosch, el entrenador de porteros, y me aseguraba que él mismo preparaba algunas tareas para todo el grupo y que los propios porteros decidían muchos elementos del juego por ellos mismos: barreras, posicionamientos en acciones a balón parado, alguna parte del calentamiento, etc.
En conclusión, no somos un simple «calentador» para el portero. Somos apoyo, enseñanza y cohesión para una posición tan especial como la de defender la portería.