El Mallorca encadena su cuarta derrota consecutiva al caer por 4-3 tras un penalti transformado por Aspas en el último minuto y agrava su crisis de resultados mientras la zona de descenso se acerca cada vez más.

Volvía Baba al once titular y entraba también Gio González, que compartió banda con Maffeo. Jaume Costa volvió también al once después de su suplencia ante la Real Sociedad y en la zona de ataque jugó Muriqi escudado por Dani Rodríguez y Take. El Celta, por su parte, salió con un once muy reconocible en el que destacaban Iago Aspas y Denis Suárez. En los primeros compases del partido se vio un partido muy igualado que rápidamente tendría acción. En el 13’ y tras un par de rebotes en el área Denis Suárez envió un gran disparo al travesaño y con Sergio Rico ya batido Galhardo recogería el rebote para estrenarse como goleador en LaLiga. No tardó en reaccionar el Mallorca y en apenas cinco minutos una buena llegada de Jaume Costa por banda izquierda terminaba con un centro raso y potente al segundo palo que Gio remató en semifallo para poner la igualada y meter su primer gol con la elástica bermellona. A pesar del gol el Mallorca no tuvo el control del partido en ningún momento y el Celta, aún sin crear excesivo peligro, manejaba a su antojo el juego. A base de insistir los celestes encontraron su gol tras una jugada en la que la defensa del Mallorca hizo aguas y dejó muy suelto a Iago Aspas, que recibió en banda derecha e intentó batir a Sergio Rico sin éxito para después aprovechar el rebote para ponerle un centro a Denis Suárez, que remató casi a placer para desequilibrar el luminoso. A partir de ahí la primera mitad se tornó descafeinada y el Mallorca necesitaba el paso por vestuarios para cambiar muchas cosas. El Celta no fue muy incisivo al final del primer periodo y Díaz de Mera señaló el descanso sin nada que recalcar.

El segundo tiempo podría haber empezado con un Mallorca con más mordiente, pero salió más a neutralizar el juego de los gallegos que a otra cosa y tuvo la suerte de encontrar el gol a balón parado tras un gran servicio de Kubo que remató Raíllo y desvió definitivamente a Aidoo para poner el 2-2. De nuevo, el Mallorca se echó atrás y dio la sensación de que con el punto era suficiente a pesar de la situación del equipo. Sin demasiados alardes el Celta daba sensación de peligro y tras un balón largo de Aidoo que no era nada de otro mundo y que incluso botó en el área defendida por Sergio Rico, Franco Cervi puso el balón atrás donde esperaba Iago Aspas para con un derechazo muy potente volver a poner a los suyos en ventaja. El partido entró en un terreno de nervios y tensión en el que el Mallorca supo manejarse algo mejor gracias a los cambios introducidos por Pedro Rostoll, que sustituyó a Baba, Gio y Take por Salva, Ángel y Kangin respectivamente. El Mallorca dominaba el balón pero no era capaz de crear peligro. Tuvo que esperar mucho para tener una ocasión y el que dispuso de ella fue Raíllo, que tras un centro se hizo con el rebote y de espaldas a portería empalmó una gran volea que se estrellaría en la cruceta. Muy pocos minutos después la fortuna le sonreía a los visitantes y tras un disparo de Muriqi que terminaba en principio en córner el VAR llamó al árbitro para señalar penalti por una mano algo rigurosa de Hugo Mallo, que además vio la segunda amarilla. Salva no falló y aseguró el gol tirando al centro de la portería. Cuando más valiente tocaba ser peor fue el equipo y en vez de buscar el cuarto se vio a jugadores pedir la hora con tan solo un punto en su haber. El Celta sí que se mostró ambicioso a pesar de las dificultades y encontró el premio después de que Valjent dejase el brazo volando en el área y el árbitro, que lo vio muy claro, señaló la pena máxima. Sergio Rico acertó el lado, pero no fue suficiente y el penalti lanzado por Iago Aspas terminaba entrando y desatando el éxtasis de los 11.000 celtistas que estaban en Balaídos.

El descenso acecha y cuando más de cara se puso el partido menos ofreció el equipo, que pareció conformarse con un punto y lo pagó caro. Toca reflexionar y cambiar cosas urgentemente, ocho derrotas en los últimos diez partidos han desinflado el colchón del que gozaba el Mallorca y cuando pasan estas cosas todas las miradas van al mismo sitio.