Hace
poco más de 1 año, el Celta de Vigo, empezaba un nuevo e ilusionante proyecto
dirigido por Luis Enrique, a día de hoy entrenador del FC Barcelona. Al
finalizar la pasada temporada el coloso equipo de la ciudad condal llamó a su
puerta y el ex azulgrana no pudo negarse. En su puesto llegó el técnico
argentino Eduardo Berizzo, quien mantiene una idea de juego similar al
asturiano y con la experiencia que ha adquirido el equipo, esta continuidad
parece darle un clima ideal para seguir creciendo y optar a cotas más altas.
poco más de 1 año, el Celta de Vigo, empezaba un nuevo e ilusionante proyecto
dirigido por Luis Enrique, a día de hoy entrenador del FC Barcelona. Al
finalizar la pasada temporada el coloso equipo de la ciudad condal llamó a su
puerta y el ex azulgrana no pudo negarse. En su puesto llegó el técnico
argentino Eduardo Berizzo, quien mantiene una idea de juego similar al
asturiano y con la experiencia que ha adquirido el equipo, esta continuidad
parece darle un clima ideal para seguir creciendo y optar a cotas más altas.
(Fotografía Eduardo
Berizzo – Copyright: Agencia EFE)
Berizzo – Copyright: Agencia EFE)
El
equipo ha seguido una continuidad, en cuanto a la base de jugadores que fueron
importantes la pasada campaña, a excepción del portero Yoel, que se ha marchado
al Valencia y de Rafinha, que ha regresado al Barcelona tras cumplir uno de los
dos años de cesión que tenía comprometidos. Entre todos los refuerzos destaca
uno por encima del resto, el de Joaquín Larrivey, un delantero centro nato, con
gran personalidad, pero por encima de todo con un gran olfato goleador, algo de
lo que careció el equipo la pasada temporada. Y la verdad que sus cifras del
año pasado no son mejores que las de Charles, ambos terminaron con 12 tantos al
final del campeonato, pero Larrivey demostró en Vallecas ser un delantero muy
determinante y artífice del excelente tramo final de temporada que les permitió
mantener la categoría cuando ya parecía impensable.
equipo ha seguido una continuidad, en cuanto a la base de jugadores que fueron
importantes la pasada campaña, a excepción del portero Yoel, que se ha marchado
al Valencia y de Rafinha, que ha regresado al Barcelona tras cumplir uno de los
dos años de cesión que tenía comprometidos. Entre todos los refuerzos destaca
uno por encima del resto, el de Joaquín Larrivey, un delantero centro nato, con
gran personalidad, pero por encima de todo con un gran olfato goleador, algo de
lo que careció el equipo la pasada temporada. Y la verdad que sus cifras del
año pasado no son mejores que las de Charles, ambos terminaron con 12 tantos al
final del campeonato, pero Larrivey demostró en Vallecas ser un delantero muy
determinante y artífice del excelente tramo final de temporada que les permitió
mantener la categoría cuando ya parecía impensable.
Tras
las cuatro primeras jornadas del campeonato, el equipo se mantiene invicto y
mostrando una gran competitividad, aunque el valor diferencial es la idea clara
de juego, saben a lo que quieren jugar y así lo ejecutan. En este aspecto son
muy importantes Orellana y Nolito, que han dado un paso adelante y se muestran
como líderes del equipo, especialmente del juego colectivo. Ahí radica una de
las grandes diferencias entre este Celta y el de Lucho, si antes la labor
principal de estos era la de provocar espacios con desmarques de ruptura y
diagonales hacia el interior, ahora son ellos los que inician el juego en
ataque estático, individualmente a base de talento y con la ayuda de los
laterales que desdoblan por fuera, llegando muy arriba y de los interiores que
doblan por dentro. De esta forma se aseguran distintas posibilidades de
ejecución, quedando la decisión a merced del propio jugador.
las cuatro primeras jornadas del campeonato, el equipo se mantiene invicto y
mostrando una gran competitividad, aunque el valor diferencial es la idea clara
de juego, saben a lo que quieren jugar y así lo ejecutan. En este aspecto son
muy importantes Orellana y Nolito, que han dado un paso adelante y se muestran
como líderes del equipo, especialmente del juego colectivo. Ahí radica una de
las grandes diferencias entre este Celta y el de Lucho, si antes la labor
principal de estos era la de provocar espacios con desmarques de ruptura y
diagonales hacia el interior, ahora son ellos los que inician el juego en
ataque estático, individualmente a base de talento y con la ayuda de los
laterales que desdoblan por fuera, llegando muy arriba y de los interiores que
doblan por dentro. De esta forma se aseguran distintas posibilidades de
ejecución, quedando la decisión a merced del propio jugador.
(Fotografía Nolito
– Copyright: Marta G. Brea)
– Copyright: Marta G. Brea)
Hay,
como es lógico, varias diferencias respecto al equipo del año pasado, pero
también muchas similitudes, empezando por la convicción del equipo. En ningún
momento le pierden la cara al partido, intentan ser protagonistas y no
especular, tanto con un resultado abultado y favorable, como en desventaja.
Siempre quieren más.
como es lógico, varias diferencias respecto al equipo del año pasado, pero
también muchas similitudes, empezando por la convicción del equipo. En ningún
momento le pierden la cara al partido, intentan ser protagonistas y no
especular, tanto con un resultado abultado y favorable, como en desventaja.
Siempre quieren más.
El
equipo ha empezado como un tren, Real Sociedad y Atlético de Madrid no han
podido superarles, equipos destinados a luchar por las primeras posiciones y
ahora mismo parece uno de los equipos más en forma del campeonato. De los más
entonados sin ninguna duda y por progresión este año deberían aspirar a no
pasar apuros y llegar a las últimas jornadas sin los temores del descenso. Con
la mirada puesta hacia, con el mismo rumbo que la temporada pasada, pero con
distinto capitán.
equipo ha empezado como un tren, Real Sociedad y Atlético de Madrid no han
podido superarles, equipos destinados a luchar por las primeras posiciones y
ahora mismo parece uno de los equipos más en forma del campeonato. De los más
entonados sin ninguna duda y por progresión este año deberían aspirar a no
pasar apuros y llegar a las últimas jornadas sin los temores del descenso. Con
la mirada puesta hacia, con el mismo rumbo que la temporada pasada, pero con
distinto capitán.