Tras la goleada conseguida el pasado domingo ante el Llagostera, no cabe duda de que el Mallorca de Vicente Moreno ha conseguido, por fin, disipar en un alto porcentaje la idea de según qué personas de que el equipo bermellón no tiene gol. El equipo en su totalidad ha sido el culpable de dicha hazaña pero, existen una serie de artífices que realmente son los que han conseguido traducir a gol las buenas bases asentadas por la plantilla desde el principio de la presente temporada. El gol estaba ahí, enterrado, y sólo hacían falta un pico y una pala. Lago Junior, Álex López y sobretodo Abdón Prats se han ya hecho amigos de él. Y eso disipa las dudas. La de Abdón es una historia de paciencia y superación a tener en cuenta.

En 2014 y con 22 años, Abdón Prats decidió hacer las maletas y dejar atrás el club de su vida y de sus amores donde había jugado prácticamente toda la vida. Formando parte del filial mallorquinista y sin apenas oportunidades en el primer equipo, el de Artà se embarcó en una aventura que lo ha llevado de Tenerife a Santander pasando por Miranda de Ebro. Y la aventura no le salió picuda. Dejando a un lado el periodo en el que Prats formó parte del Tenerife, la historia no le ha salido mal al chico. Tanto en Miranda como en Santander se acuerdan de aquel chaval que siempre lucha cada balón como si fuera el último y que lleva el gol en la sangre. En los dos años y medio que Abdón militó en las filas del Mirandés, jugó un total de 45 partidos y consiguió anotar en 29 ocasiones. Unas cifras demoledoras. La media temporada en Cantabria no fue peor ni mucho menos en cuanto a registro y ratio goleador. Sólo necesito 14 partidos para anotar 10 goles y llevar al Racing de Santander hasta la última curva en la carrera por el ascenso a Segunda División, donde finalmente descarriló.

Como el guerrero romano que se marchaba de la capital del país de la bota para volver algún día más fuerte, Abdón se fue para volver. Y así lo hizo. Con múltiples ofertas con ambiciones deportivas y compensaciones económicas más altas encima de la mesa, el delantero mallorquín hizo todo lo posible en rechazarlas. Por su cabeza soló rondaba la idea de poder volver a Mallorca a triunfar en el coliseo de su tierra que un día le vio partir. Y está triunfando. Ahora ya sí. La paciencia y el saber organizar tus habilidades le han servido Abdón para como él mismo declaró «cumplir un sueño que tenía desde pequeño». Suena a topicazo clásico de presentación pero para él no lo es. Para el no vale el rendirse. Él sigue luchando. Porque tiene mérito ser él. Tiene mérito ser Abdón Prats.