En una semana en la que Diego Armando Maradona ha sido noticia, primero por su 60 cumpleaños y poco después por sus problemas de salud, otro Armando -el nuestro- el pequeño de los Shashoua, revolucionó el partido frente al filial colchonero entrando desde el banquillo y aportando algo que el equipo, en especial en el centro del campo, no mostró hasta entonces: creatividad, juego combinativo y movilidad. Logró cohesionar al equipo con el balón, aumentando la posesión y encerrando al rival. Hasta entonces el juego del equipo había sido plano, con un Alfonso impreciso y un Kako que no demostró el buen toque ni la personalidad para ofrecerse que se le presuponen.
La entrada de Armando y de Baselga, que aportó profundidad y mordiente arriba, fueron clave para que, in extremis, Vinicius Tanque, haciendo honor a su sobrenombre, derribara de un cañonazo la trinchera rival rascando un punto. Y lo más importante, restando dos a un rival directo. Armando puede ser lo que fue Jordan la temporada pasada y al que tanto echamos de menos en los playoffs. El Atlético Baleares, sobre todo en el Estadi Balear, un campo de grandes dimensiones y césped en inmejorables condiciones, debe tener sobre el verde a algún jugador de ese perfil para mandar en los partidos y no tener un equipo partido entre pivotes y delanteros, como pasó en la primera parte el domingo pasado.
Solo llevamos tres jornadas, pero en este nuevo formato eso supone ya una sexta parte de la primera liguilla de 10 equipos. Solo los tres primeros se aseguran su presencia en Segunda B Pro y la posibilidad de ascender a Segunda división en las siguientes fases. Paciencia para los nuevos jugadores y cuerpo técnico, pero como decimos aquí «no podem badar».