Tocado y ¿hundido?

El efecto Olaizola no ha durado nada, por no decir que el cambio de entrenador ha tenido efecto nulo. Una vez más, se ha visto un Mallorca muy frágil en defensa, con pocas ideas, con muchas carencias. A eso, además, hay que sumarle la autoexpulsión de su goleador y mejor jugador: Brandon. La directiva tiene mucho trabajo para estas Navidades. El Mallorca está tocado, Molango tiene que intentar que no se hunda.

La cuarta derrota consecutiva del Mallorca deja al equipo en una situación muy crítica: vigésimo con diecinueve puntos. El proyecto del americano Robert Sarver puede acabar antes de lo previsto. Puntualizar que el propio Sarver ha estado viendo in situ el partido de su club. ¿Habrá apuntado todo lo que va a cambiar en invierno?

El partido del conjunto mallorquín fue terrible, tanto en defensa como en ataque. No tuvo presencia en ningún tramo del partido y, obviamente, no dominó ningún factor del juego. El equipo empezó el partido sin ganas y el rival se percató de ello. El Numancia salió desde el primer minuto al cien por cien y el Mallorca no supo (o no tiene recursos) para parar un vendaval de tal calibre.

Los primeros quince minutos se jugaron en campo del Mallorca. El conjunto local asediaba la portería de Cabrero constantemente. Julio Álvarez era el primero en probar al meta balear. Dicho dominio finalizó con el gol que tardaba en llegar. En el minuto quince, Pablo Valcarce remataba de cabeza un centro de Manu Del Moral ante la pasividad de Oriol y Cabrero.

Pero el fútbol tiene momentos únicos que hay que saber aprovechar, cosa que el Mallorca no hizo en este partido. Tres minutos más tarde de estrenarse el marcador, Juan Rodríguez igualaba el partido aprovechando un rechace en el área tras una falta lateral. El gol, en fuera de juego, subía al marcador.

El partido se igualaba y, con ello, se tranquilizaba. Tras veinte minutos de intenso fútbol, el encuentro entraba en un paréntesis. Ningún equipo tenía ocasiones claras de gol y parecía que el descanso llegaría con el empate en el marcador, pero no fue así.

En el minuto cuarenta y cuatro, Del Moral marcaba ante, como no, la pasividad de la defensa mallorquina. El delantero del Numancia aprovechaba un rechace en el área tras el bote de una falta. Con el nuevo gol en el marcador se llegaba al descanso, un descanso marcado por la expulsión de Brandon. El delantero del Mallorca vio la roja en el túnel por protestar. Su autoexpulsión, además de dejar a su equipo con diez, es clave para el próximo encuentro del Mallorca, ya que es contra un rival más que directo: el Mirandés.

Ya en la segunda parte, el monólogo del Numancia cogió más protagonismo. El Mallorca, por su parte, estuvo ausente. La pasividad de la defensa bermellona y, sobre todo, el poco ímpetu de los jugadores condenó, si no lo estaba ya, al conjunto balear. En el cincuenta y seis, Del Moral marcaba el segundo de su cuenta particular. Tras una gran jugada, donde la defensa se convistió en espectador, el delantero del equipo local remataba casi a placer un centro lateral.

El entrenador bermellón, Olaizola, buscaba la reacción a la desesperada. Pol Roigé y Óscar Díaz, pura dinamita, entraban para buscar un gol que les metiera en el partido. Pero el Numancia no concedió ni un acercamiento peligroso y, a su vez, podía haber marcado algún gol más, ya que Julio Álvarez y Pablo Valcarce no paraban de intentar batir de nuevo a Cabrero.

Con esta nueva derrota, el Mallorca despide un año para olvidar. El año del centenario se puede dar paso al año en el que el Mallorca descienda. Y es que si en enero no fichan, el conjunto bermellón lo pasará muy mal. El efecto Olaizola no ha existido, los jugadores no han cambiado la actitud y la afición mallorquina está enfada. Cuatro derrotas consecutivas que dejan al Mallorca antepenúltimo y con un partido más que importante en el horizonte.