La nueva derrota del equipo dirigido por José Luis Oltra, esta vez ante un Hércules que estaba metido en serios problemas, hizo que la paciencia de la parroquia bermellona llegara a su fin. Un 0-1 que hizo estallar la ira acumulada por los aficionados durante tantas jornadas y que quedo reflejada con una gran pitada y pañolada hacia el palco de Son Moix. Tras este nuevo varapalo, que nadie esperaba y tras ganar solo un partido de los últimos siete, el Real Mallorca, esta contra las cuerdas.
Un equipo sin alma, sin carácter, sin actitud. Un entrenador que parece estar abatido anímicamente. Y una directiva, más preocupada en ganar sus batallas personales, que en hacer lo mejor para la entidad mallorquina.
Difícil situación para un Real Mallorca, que no consigue levantar el vuelo en la Liga Adelante. Cada día que pasa, el ascenso directo, parece más un sueño que una realidad. Los puestos de play off siguen estando a tiro, pero se necesita el fallo de los demás rivales. Y gracias a la igualdad existente este año en la liga de plata, el Mallorca, sigue vivo en la pelea por el ascenso. Ahora mismo el Mallorca esta a ocho puntos del ascenso directo, a dos de los puestos de play off y a cinco del descenso.
Ahora mismo quedan dieciséis finales y muy poco margen de error para conseguir el objetivo del ascenso.
El problema es que ni se gana a los rivales directos por el ascenso, ni ahora tampoco a los rivales de la zona baja de la clasificación.
La afición esta muy quemada de ver como un equipo histórico como el Real Mallorca, deambula con más pena que gloria por la Liga Adelante. Este equipo necesita un cambio de rumbo y encadenar una racha de victorias que le lleven a la zona alta de la clasificación.
Oltra sigue estando en la cuerda floja y solo un milagro lo mantendrá una semana más en el cargo.