Después de una durísima temporada de mucho esfuerzo y sacrificio la isla de Ibiza no tendrá un equipo en Segunda División B el año que viene. La fatídica derrota ante el Levante B en la tanda de penaltis privó al cuadro pitiuso de lograr la epopeya y ascender a la categoría de bronce. Rufete y sus hombres creyeron en el ascenso y se les ha escapado de las manos cuando lo tocaban con la punta de los dedos.Un proyecto ilusionante des del primer día ha acabado en tragedia en el último suspiro.
Un inicio “a lo Pancho Villa”
Al llegar a la isla pitiusa, Amadeo Salvo tenía bien claro que “la marca Ibiza era muy potente, pero esto parecía el ejército de Pancho Villa”. Con la llegada del que fuera presidente del Valencia a Ibiza y tras rescatar una institución histórica como era la Societat Deportiva Ibiza, el UD Ibiza logró un fulgurante ascenso a Tercera División el año pasado, siendo muy superior a todos los demás equipos y superando a Sineu y Santanyí en los play off. Tras unas difíciles negociaciones el UD Ibiza y la Ciudad de Ibiza decidieron unirse para crear un equipo fuerte y sólido e ir de la mano en la temporada 2017-18. Se formó un conjunto con jugadores de los dos antiguos equipos, llegaron hombres de calidad para apuntalar al equipo y el objetivo era claro: lograr el ascenso a la categoría de bronce, misión que se le encomendó al entrenador David Porras, artífice del ascenso a Tercera.
Una vez más los fantasmas del pasado no tardaron en reaparecer: el técnico del nuevo Ibiza fue destituido a la primera jornada liguera tras perder en Can Misses por la mínima ante el Felanitx (0-1). Un varapalo tremendo para una entidad que había empezado la temporada con ilusión de hacer algo grande.
La llegada de un veterano técnico como es Toni Amor provocó un cambio de rumbo para el equipo pitiuso. El nuevo inquilino del banquillo ibicenco, con experiencia en grandes equipos como el Mallorca o Atlético Baleares, logró que el conjunto pitiuso se pusiera las pilas y rápidamente empezaron a llegar los triunfos deseados por la afición unionista.

La liga se parte: el triunvirato balear
A mitad del campeonato hasta tres equipos lograron distanciarse de sus perseguidores y se enzarzaron en una lucha épica para lograr el título del campeonato. Jugadores como Cirio, Teran y Edu Oriol demostraron su capacidad de liderazgo a lo largo de la temporada, logrando que el Ibiza no perdiera fuelle y se mantuviera en la pomada. Mallorca B, Poblense e Ibiza pugnaron entre ellos para hacerse con el liderato, y a falta de cuatro jornadas para finalizar el campeonato el Ibiza de Toni Amor empató en casa ante el Platges de Calvià. El resultado era nefasto para los intereses unionistas, ya que Poblense y Mallorca B no perdían fuelle y se distanciaban del conjunto pitiuso.
Amadeo Salvo decidió destituir al entrenador de manera fulgurante y recurrió a un viejo conocido, Rufete. El que fuera exjugador de varios equipos de Primera División y mánager deportivo del Valencia cogió las riendas del conjunto vilero para lograr un hito casi imposible: dar caza al Mallorca B y quedar líder del grupo balear.
El equipo de Rufete no pasó del empate ante el filial bermellón en la jornada 35, frustrando prácticamente toda esperanza de quedar líder. Pese a ganar las últimas tres jornadas dejando una muy buena imagen sobre el terreno de juego, los hombres de Rufete terminaron terceros en la clasificación y con unos duros play off por delante. Tocaba coger el camino más largo para ascender.
Empieza la Odiesa: El Ibiza muere en la orilla
Convencidos del objetivo que había que cumplir, los jugadores del Ibiza lograron salir victoriosos de la primera eliminatoria eliminando al Algeciras sin demasiado sufrimiento. Los cuartos de final se decantaron a favor de los unionistas por un global de 3-1 y con una gran actuación de Cirio y Adrián Ramos.
El siguiente rival que se cruzó en el camino de los de Rufete fue el todopoderoso Getafe B, equipo construido para ascender a la división de bronce y que contaba con una delantera letal formada por Calderón y Hugo Duro. El empate a cero en Can Misses dejaba abierta la eliminatoria, y un gol de Cirio en el estadio del filial getafense dio el pase a la final al equipo pitiuso. Tan sólo quedaba un paso para tocar la gloria.

El último obstáculo que separaba al Ibiza del ascenso era el Levante B del ex mallorquinista Javier Olaizola. El partido de ida se celebró en Can Misses dónde la igualdad entre ambos equipos fue protagonista a lo largo del partido. En el tiempo añadido y cuando los espectadores empezaban a abandonar sus asientos una gran acción individual de Gregori sirvió para adelantar al equipo pitiuso y jugar con una ligera ventaja la vuelta de la final.
La ciudad deportiva del Levante era la última parada para subirse al tren del ascenso y más de un centenar de aficionados ibicencos viajaron hasta Buñol para animar al equipo. En la primera parte del partido el filial levantinista ha salido dispuesto ha lograr igualar la eliminatoria y una gran actuación del portero Álex ha evitado que los de Olaizola se adelantasen en el marcador. El árbitro decidió no silbar un posible penalti sobre Cirio tras un agarrón de un defensa, y la primera parte finalitzava en tablas. En la reanudación del partido Verdú ha sido expulsado por doble tarjeta amarilla y tras una pequeña tangana el defensa Moore también se marchaba a las duchas antes de tiempo. El Levante B conseguía una falta muy peligrosa que no desaprovechó: Mongil marcava un golazo, igualaba la eliminatoria y hacía temblar al Ibiza.
El partido finalizaba y la prórroga aguardaba a Levante B y Ibiza. Tras una serie de contragolpes ningún equipo lograba sobreponerse al otro y la tanda de penaltis dictaría sentencia. Todo se ponía de cara para el conjunto pitiuso tras ponerse 3-1 en los penaltis, pero Teran y De las Heras no transformaron sus respectivos lanzamientos. El Ibiza perdía en el último suspiro el tren del ascenso y las lágrimas de tristeza empañaban una temporada sobresaliente que acabava en tragedia.