Echas la vista atrás y te quedas perplejo, anonadado, intentando no caerte de la silla. Asimilas lo que has pasado. Cuánto has sufrido con tu equipo y, por raro que parezca, te das cuenta de lo diferente que es todo actualmente. No estamos acostumbrados a los buenos inicios en liga, sobre todo en Segunda División. Antes de bajar a Segunda B, ni con Oltra, ‘Chapi’ Ferrer, Fernando Vázquez o Karpin, el Mallorca llegó a sumar más de cinco puntos en las primeras cinco jornadas. Todo ello, sin embargo, ya forma parte de un pasado -un poco- lejano. Ahora el presente es Vicente Moreno (¡y bendito presente!). Tras esas mismas cinco jornadas, el equipo bermellón ya suma diez puntos y, es más, en todas estas jornadas, el Mallorca no conoce algo que no sea estar entre las posiciones del play-off de ascenso.

Empezar bien y mantenerse arriba. Las dinámicas, positivas y negativas, determinan el futuro de un equipo. Ya sea la primera o la segunda opción, dicha dinámica te marcará el porvenir más cercano. Comenzar una temporada y estar en los puestos bajos, como le paso al Mallorca en antaño, te condena desde el inicio del año. Siempre en los puestos de descenso, mal ambiente porque los resultados no llega, la afición -quemada- ve cómo su equipo no consigue remontar el vuelo y un largo etcétera. Sin embargo, aunque la realidad diga que tu objetivo es no sufrir y mantener la categoría, si desde el inicio de la liga consigues estar arriba y mantener una buena dinámica, las cosas se ven bajo otro punto de vista. 

Mirar desde lejos el descenso. Qué importante es, para la entidad bermellona, ver el descenso desde la parte alta de la clasificación. Hilando con lo dicho anteriormente, las pasadas temporadas -obviamente exceptuando la vivida en Segunda B- siempre se empezó con dinámicas negativas. Dichas dinámicas te lastraban durante todo el año y salir de los puestos de abajo era un objetivo bastante poco ambicioso para un equipo como es el Mallorca. Sin embargo, en esta temporada algo ha cambiado. Llamadlo Vicente Moreno, jugadores implicados, buen ambiente en el vestuario o, simplemente, la suma de todo lo mencionado hasta ahora. Esa fusión, que fue tan bien el año pasado en Segunda B, ha demostrado que puede competir y dar la cara en la categoría de plata del fútbol español ganando a equipos como Osasuna o Cádiz. 

A siete puntos del descenso se encuentra el Mallorca tras cinco jornadas. Algo más que dos partidos de margen. Porque, seamos sinceros, el objetivo de los bermellones es la salvación. Será un topicazo, sí, pero ir partido a partido es la clave para conseguir la permanencia. Tras eso, cuando ya se hayan conseguido más de 40 puntos, se podrá aspirar a algo más o no. Todo eso pasará -ojalá- con los mismos jugadores que estaban el año pasado en Segunda B. Por ello, por una vez en tantos años, los aficionados bermellones pueden ver como su equipo, humildemente, está trabajando de la mejor forma posible y, lo más importante, cosechando resultados para alejarse lo máximo posible de un infierno que bastó con visitar la temporada pasada.