La posición de lateral zurdo ha sido uno de los quebraderos de cabeza que más ha lastrado al Mallorca hasta el día de hoy en la presente temporada. Ya de entrada, suplir la baja del añoradísimo Pervis Estupiñán se antojaba complicado desde los primeros compases de preparación del nuevo curso. La dirección deportiva acabó acudiendo a un perfil casi idéntico para nutrir la demarcación previamente mencionada, y así, Lumor Agbenyenu y Abdul Rahman Baba aterrizaron en la isla.
Las dudas que sondeaban la situación de ambas incorporaciones no hicieron más que confirmarse tras el paso de algunas semanas. Lumor no daba una atrás pese a demostrar aptitudes una vez superada la línea divisoria y a Baba casi ni se le pudo someter a juicio, ya que una lesión de gravedad acabó truncando un esperanzador inicio tras una más que meritoria y olvidada actuación ante el Athletic Club en las primeras jornadas.
El mercado de invierno daría una nueva oportunidad a la entidad balear para reajustar una de las patas por las que más ha cojeado el proyecto deportivo, y tras varias semanas de incertidumbre, el greco-brasileño Leonardo Koutris llegó del Olympiacos para pugnar por un puesto tras una primera vuelta con poco protagonismo en la escuadra de El Pireo. Su oportunidad no tardaría en llegar.
Tras debutar como convocado en la lista para viajar a Cornellà-El Prat, a Leo le tocó incorporarse al último cruce frente al Alavés para suplir al malogrado Lumor cuando todavía no corría ni la media hora de encuentro. La destreza y la tranquilidad con la que el jugador heleno participó en sus primeros minutos como bermellón dejaron impresionada a la parroquia de Son Moix, que más tarde acabó presenciando una asistencia por parte del chico nuevo que supuso el decisivo gol de la victoria, aún llegando tras la segunda intentona del ‘Cucho’ Hernández.
Ordenado en transiciones defensivas, con buen pie y con criterio para elegir correctamente en cada uno de sus compromisos, Koutris venció y convenció a los aficionados baleares, que ven en él a un hombre capaz de limitar las carencias en una parcela del campo por la que han elegido atacar muchos rivales a lo largo de la campaña.