Ni alarmistas, ni pesimistas ni derrotistas, pero este es el Real Mallorca de siempre. La dolorosa derrota ante los cachorros de Ziganda en San Mamés es una muestra de lo que vivido en la anterior jornada frente a la Ponferradina era un espejismo.
De nuevo aparece un equipo sin carácter, ni compromiso, que tan solo ofrece diez minutos de juego decente y se borra automáticamente del partido. Quizás sea miedo a las alturas, ya que de ganar hoy podía dar un salta de calidad en la tabla de clasificación.
Pero lo que esta claro que jugando así no se puede optar a nada en la presente temporada. Fallos defensivos graves, la sala de máquinas no funciona y la delantera tiene la pólvora mojada. Y si a todo esto le añades falta de carácter, tienes un equipo vulgar paseándose  por los terrenos de juego.
Los jugadores bilbainos que tenían cero puntos en su casillero se han estrenado en la Liga Adelante ante el rival que quiere cualquier equipo con problemas, el Real Mallorca.
Solo llevamos tres jornadas pero hay errores que corregir inmediatamente para que no vuelvan a suceder. No puede pasar que en los dos últimos partidos el Mallorca se quede con un jugador menos por entradas a destiempo de los delanteros. Bianchi que hoy se estrenaba en la liga con el Real Mallorca y que a los tres minutos a adelantado al equipo bermellón a sido expulsado en la segunda parte por doble amarilla.
Y hay que poner el cerrojo en la portería. Cinco goles en tres partidos, con equipos teóricamente inferiores al club mallorquinista.
Lo digo mucho por hacer y lo más importante es cambiar la actitud de la plantilla, que debe dejarse la piel los noventa minutos de juego.
Autor: Guillermo Amengual