El momento que todo mallorquinista teme. El momento más amargo para una afición que no se merece esta situación. El momento en que todo lo bonito puede desaparecer. El momento en que un club que está temporada ha cumplido cien años puede bajar a la categoría de bronce del fútbol español. El momento, sin embargo, de estar más unidos. Porque da igual, en Primera, en Segunda o en Segunda B, ahí estaremos.
Tras una temporada nefasta, llegamos a la última jornada en descenso y, para empeorarlo todo, sin depender de nosotros. Durante esta temporada ha habido de todo: el ‘i tú, pujes?’, tres entrenadores, un cambio institucional importante, la llegada de delanteros con la pólvora que necesitaba el equipo en la primera mitad del campeonato, una goleada al líder, derrotas contra los últimos de la clasificación y un último partido en que podemos bajar al inframundo o quedarnos un año más en el infierno.
La temporada ha ido de mal a peor. El equipo no tiene un juego que lo describa. Han pasado tres entrenadores y ninguno ha conseguido grandes número. El último, Fernando Vázquez, no era el que todos esperábamos. Ese que con el Dépor recorría la banda, ese que con otros equipos se dejaba el alma. Sinceramente, yo no he visto al Vázquez de anteriores temporadas.
El Mallorca no ha tenido un once ‘tipo’. Ya sea por las bajas o por el simple hecho de que el entrenador de turno no confiaba en los jugadores. Sólo en estas últimas jornadas Vázquez ha conseguido repetir un once, afectado siempre por las lesiones y sanciones.
En el mercado de invierno trajimos a jugadores determinantes. Jugadores que en sus anteriores equipos habían marcado la diferencia. El clima de la isla les ha debido afectar, porque ni Lago Junior, ni Óscar Díaz, ni Salomao han dado lo que se esperaba de ellos. El único salvable es Ortuño, el único que vino cedido.
La defensa, dentro de este mal año, es lo único que salvaría. Joan Oriol me parece el mejor fichaje que ha hecho el Mallorca este año. Además, jugadores como Aveldaño, Costas y Campabadal, lo han dado todo. El gallego, justamente cuando estaba en su mejor momento, cayó lesionado hasta día de hoy, una pena.
Tras este breve resumen de la temporada centenaria del club bermellón, toca hablar del futuro. Un futuro incierto. Un futuro que se decidirá en la última jornada. Si el equipo se salva sólo espero que no hablen de ascender a Primera. No hagáis eso por favor. Aprended, el objetivo es la salvación. Si, por lo contrario, el Mallorca baja a 2ªB… Habrá cambios, los jugadores se irán y habrá derbi contra el Baleares. Al menos, el grupo de Sarver ya ha anunciado que pase lo que pase, seguirán.
Va a acabar la temporada. Bien o mal, pero va a acabar. Una temporada en la que la afición mallorquina ha estado con su equipo más que nunca. Porque sí eres de un equipo estás con él en las buenas, pero sobre todo en las malas. Así que, RCD Mallorca, ganad al Valladolid y lo que dios quiera.
