Si hay algún aspecto sobre el fútbol actual que está quedando claro en estos últimos años es que el entrenador es el máximo responsable -junto a los jugadores- de lo que vemos en un terreno de juego. Ya serán los protagonistas quienes lo ejecuten mejor o peor que el rival, pero la idea germina en la mente del míster. Basta ver la lista de Luis Enrique para el Mundial, un equipo a su imagen y semejanza. 

Cada partido requiere un plan de juego en base a tu modelo y jugadores. Es el cuerpo técnico quien establece las líneas maestras de lo que creen que será el partido y, quizás lo más complejo, intentan concienciar a los jugadores de todo ese entramado. 

Hacer simple aquello que es complicado. Y aquí entra una de las virtudes de Javier Aguirre y su cuerpo técnico, mención especial a Toni Amor quien, a opinión personal, está siendo pieza fundamental en este engranaje. No pocos pensaban que Aguirre no era el adecuado para empezar la temporada, se le veía como un entrenador «bombero» y no para un proyecto de, al menos, una temporada. Craso error, pues el míster bermellón hasta el momento ha hecho simple todo lo complicado: transmite, la plantilla cree en su idea y los jugadores se dejan la piel por sus indicaciones y en favor del equipo. Es cierto que en ocasiones no se ha visto a un Mallorca «alegre» con el balón, ni tampoco con un alto porcentaje en posesión pero la premisa es clara: no encajar. Y ahí están las estadísticas, solo ha encajado 13 goles y ha metido otros 13. El cuarto equipo menos goleado por detrás del Barcelona, Betis y Villarreal. 

Cuando los cuerpos técnicos planifican la temporada siguiente en base a las directrices y presupuesto que viene impuesto desde arriba, siempre se intenta realizar un modelo de juego en función de tus jugadores y los posibles fichajes. Visto desde fuera, parece que el staff bermellón lo tenía claro: un portero consolidado a nivel europeo y que fuese internacional, una defensa experimentada que sepa y entienda estar en bloque bajo, mediocentros con mucha más presencia defensiva que ofensiva acumulando mucha gente dentro. La parte ofensiva queda en manos de Muriqi, que entiende a la perfección su papel jugando de espaldas y dominando el juego aéreo, y de Kang-in, cuya función principal es explotar su calidad en campo contrario.

Si se le puede poner algún pero a la plantilla es, quizás, el poco rendimiento que han ofrecido los poco habituales en el once titular. Aún así, ya se encarga Aguirre de mantenerlos enchufados como ha comentado alguna vez en rueda de prensa.

Seguro que vendrán mal dadas en algún momento, puesto que esto es fútbol y no todos son alegrías. Siempre hay lesiones, expulsiones y demás factores que alteran las buenas rachas pero, hasta entonces, a los mallorquinistas solo les queda disfrutar de la sencillez de Aguirre.