Javier Aguirre se despedirá como entrenador del Mallorca este domingo a las 14.00 ante el Getafe. La etapa del Vasco llega a su fin porque la dirección deportiva, encabezada por Pablo Ortells, ha decidido no ofrecerle ninguna oferta de renovación. Se va con logros y méritos suficientes para muchos como para ganarse una oferta de renovación. Pero nada de ello ha sucedido. Aunque se marche convertido en leyenda.

Como tampoco se le ha mostrado el respeto suficiente. Aguirre lleva varias ruedas de prensa cuestionado por su futuro y preguntado por la gran lista de candidatos a ocupar el banquillo bermellón. Incluso se ha llegado al punto de conocerse el líder del banquillo la temporada que viene, Jagoba Arrasate, antes de que Pablo Ortells le comunicara al mexicano que no le harían una oferta de renovación. La reunión se ha producido hoy. Las formas, mal.

Javier Aguirre llegó con un marrón. Al que por cierto, está muy acostumbrado. Convirtió la oscuridad en luz con una salvación agónica. La temporada siguiente acabó en una maravillosa novena posición y este año ha llegado el summum: llevar al Mallorca a la final de la Copa del Rey 21 años después. Ah, y otra salvación, una jornada antes de que acabara la liga. 

El entrenador mexicano se ha ganado un lugar en el olimpo de los entrenadores que han defendido el escudo del Mallorca. Está a la altura de Llorenç Serra Ferrer, Luis Aragonés, Héctor Cúper y también Gregorio Manzano. La obligación de vivir un presente estimulado está apartando a algunos aficionados bermellones de olvidarse de su pasado y buscar cambios tan estériles como adictivos. Por eso, muchos valoran insuficientemente el paso del Vasco. 

Dicen los críticos que su juego aburre y que le faltaba ambición. Que una salvación, sobrándole una jornada es insuficiente, pero a veces hay que echar miradas hacia arriba y pensar que Guardiola ha creado el mismo disfrute que daño a los equipos pequeños. Me gustaría saber qué cantidad de personas que critican el juego del Mallorca de Aguirre solo son del Mallorca. Es una pregunta capital y que no tendré respuesta. Es, quizás, la respuesta que define a los mallorquinistas que sienten al Mallorca como un sentimiento y valoran lo logrado. No digo que no pueden ser de otros equipos. Faltaría más. Solo que el Mallorca es el Mallorca. Y comparar nunca es bueno.

A lo mío: Gracias, Javier Aguirre.