El Mallorca encara las doce últimas jornadas del campeonato desde la octava posición, un puesto que, a día de hoy, otorgaría acceso a la Conference League. El coeficiente UEFA concedería a La Liga una plaza extra en la Champions League, lo que modificaría el reparto de billetes europeos. Si la Real Sociedad no gana la Copa del Rey (actualmente pierde 1-0 en su eliminatoria ante el Real Madrid), el sexto y el séptimo clasificarían a la Europa League, dejando al octavo con un billete para la Conference League. En un escenario idílico, hasta diez equipos podrían entrar en competiciones europeas, aunque para ello debería darse una carambola de resultados poco probable.

En la isla, sin embargo, no parece haber demasiado entusiasmo por la posibilidad de jugar en Europa la próxima temporada. O al menos, esa fue la impresión que dejó el equipo frente al Alavés el pasado domingo: un Mallorca sin hambre ni intensidad, atrapado en tierra de nadie, como si ya no tuviera nada en juego. Pero la realidad -y, sobre todo, el calendario- sugieren lo contrario.

Robert Navarro encarando a Carlos Vicente. Fuente: RCD Mallorca

Si se analiza el tramo final del campeonato, no sería descabellado pensar que los bermellones puedan firmar un pleno de 15 puntos en Son Moix. Espanyol, Celta, Leganés, Getafe y Valladolid son los equipos que aún deben visitar la isla, un calendario asequible sobre el papel. Fuera de casa, el reto será mayor: Athletic, Valencia, Real Sociedad, Barça, Girona, Real Madrid y Rayo Vallecano. No cuesta imaginar un final de infarto en la última jornada en Vallecas, con Rayo y Mallorca jugándose un billete para Europa.

La sensación es que, aunque el equipo no parezca especialmente convencido, la propia dinámica de la temporada lo va a empujar a la lucha. Con un poco más de ambición, podría consolidarse en la pelea y convertir la posibilidad en objetivo real. Europa está en el camino, aunque el Mallorca parezca dudar si quiere recorrerlo.