El Real Mallorca volvió a ganar
después de casi un mes y medio sin
conocer la victoria. Fue pitar el final del encuentro De la Fuente Ramos (dejó
mucho que desear con su arbitraje teniendo en cuenta el foco de proyección que
le atesoran) y Pepe Gálvez suspiró
profundamente. El mallorquín se estrenaba
como entrenador profesional en un debut diría que con un notable limpio. Una nota que sacó
correctamente más por detectar los
fallos de anteriores exámenes del equipo que por pegarse la empollada de todo alumno con apuntes bien
ordenados. Maneras de estudiar.


El que sí que tiene que estudiar
bien la teoría es el portero alemán.
Timon Wellenreuther no está fino.
Está en una etapa que muchos guardametas han sufrido. Parar lo imparable y fallar lo imposible. Puede que sea un síndrome
de los porteros alemanes, popularmente llamado las “Neureadas” por las cantadas que a veces destila el guardameta del
Bayern Manuel Neuer. Timon es un portero
con potencial pero con una edad precoz que aún se desmorona en tramos por no contraponerse mentalmente en fases del
partido. Otro ejemplo es Ter Stegen.
También alemán que le costó componerse pero que actualmente está un gran nivel en todos los aspectos.
En cuanto al partido, el
planteamiento que Gálvez propuso fue para muchos el desahogo en un equipo que veía
como las jornadas pasaban y su míster de aquel momento vivía en el
inmovilismo. Entonces el nuevo técnico ha puesto la lógica y las necesidades contextuales por encima de modelos de juego
y de dream teams. Con un solo
movimiento de una pieza en el tablero, reconvirtió el sistema 4-3-3 en un
4-2-3-1. Eso sí, se tuvo que quedar fuera Abdoul
Sissoko que, aún a día de hoy, sigue
siendo determinante ganándose cada jornada un puesto en el once.
Pero dicen que en tiempos desesperados hay que tomar medidas
desesperadas y había que aglutinar
toda la gente de ataque para que de una vez por todas se consiguiera el
objetivo de este deporte. Meter gol.
Y el primero, de penalti, fue de Bianchi
que se estrenó marcando su primer
gol en Son Moix. El italiano se quitó la
mochila de veinte kilos que llevaba y fue tanta la ilusión que fue directo
a dos componentes del staff, José León y
César Mota, para abrazarles efusivamente y por consiguiente pedirles “scusa” por todos los balones
que tiraba lejos de Son Bibiloni.

Y el segundo fue para el
canterano ya recuperado. Brandon es
carácter, persistencia y desparpajo. Esto último hace de él un jugador que marca las diferencias en el conjunto
mallorquín. Se puede decir que cuando
Brandon está en el campo pasan cosas, y normalmente son buenas. Muy buenas.
El gol de su reencuentro al Albacete con el verde fue impecable. Un Albacete, que como el Mallorca, no sabe lo que es ganar a domicilio. No
tuvieron ninguna opción de recomponerse en el marcador añadiendo que su
referencia arriba, Jona Mejía, se
fue tocado en el descanso. También hay que destacar la buena actuación de Pereira y de Truyols, donde el manacorí cumplió pero ahora mismo es una ilusión que entre en el once con
una pareja de centrales consolidada.

Pepe Gálvez y los suyos han conseguido lo que necesitaba el club y
afición a gritos. Romper con la dinámica
negativa. Y como él mismo dijo en rueda de prensa, “en el futbol si sacas el pecho te lo hunden”. Pues eso, que no lo saquen. Porque queda un mundo.

Autor: Lluís Hernández

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