Con la cuadragésimo segunda edición del trofeo Ciutat de Palma ya disputada, la pretemporada ha finalizado oficialmente para el Real Mallorca, que desde el día de hoy afronta la última semana de preparación previa al inicio de liga.
Se ha hecho de rogar, pero la pelota va a echar a rodar en muy pocos días tras un verano muy movido. La pretemporada ha sido formidable, de eso no hay duda. Son siete los exámenes de periodo estival que ha tenido que superar el equipo y son siete también las victorias que ha cosechado. Y cinco de ellos, dejando la portería a cero. Aprobado y con nota.
El equipo parece haber encontrado un equilibrio entre la unión y el juego que le ha dado una identidad que venía echando en falta desde hace ya mucho, mucho tiempo. Identidad que le ha servido para superar a todos los equipos a los que se ha enfrentado desde el último partido oficial, allá por el mes de junio. Poblense (1-0), Constancia (0-1), Toledo (0-1), Formentera (4-0), Rayo Majalahonda (2-3), Lugo (0-1) y Sevilla Atlético (victoria en la tanda de penaltis tras empate). Un balance realmente positivo y sobre todo, esperanzador, ya que no es sólo haberlo ganado todo, sino de qué manera. De menos a más.
Los dos primeros choques ante Poblense y Constancia fueron quizás los encuentros en los que el Mallorca dio una imagen de fútbol más pobre. Teniendo en cuenta la exigencia de los rivales y que el equipo estaba en plena construcción, es entendible. Ante el Toledo y Rayo la historia fue diferente pero el resultado fue el mismo. El Mallorca consiguió las dos primeras victorias lejos de la isla, mostrando una ligera mejoría en su juego que le permitió superar al Toledo y remontar en Majalahonda un partido en el que perdía por dos goles.
El golpe de efecto en la pretemporada del Mallorca fue sin duda el partido en el Ángel Carro de Lugo. Fueron muchas las críticas que recibió el equipo gallego por conceder al equipo balear la oportunidad de disputar su trofeo de presentación, alegando que se necesitaba un equipo de más nivel para un partido así. Se dieron con un canto en los dientes y de qué manera. El equipo de Vicente Moreno cuajó una excelente actuación basada en una solidez defensiva superdotada y superó a un equipo llamado a hacer un buen papel en la categoría de plata del fútbol español como es el Lugo de Francisco.
La pretemporada ha servido para sacar un buen manojo de conclusiones, pero sobre todas ellas, una muy importante: han emergido los líderes que necesitaba el vestuario. Y el primero de ellos es Vicente Moreno. El técnico valenciano ha cogido las riendas desde el primer día que llegó. Y no era tarea fácil. Un vestuario que estaba roto como un espejo viejo y que parece lucir nuevo y unido como nunca. Y lo de convencer y hacer creer ser imprescindible a Lago Junior no hay que dejarlo sin mención. Quizás el jugador más querido por toda la parroquia mallorquinista. Lo ha recuperado animicamente y le ha convertido en el buque insignia de la plantilla. Y ofertas para irse tenía y no pocas.
Pero no todo va a ser un simple líder que dé instrucciones desde la banda. Los exponentes y traductores de esta actitud también hacían falta sobre el verde y han salido. Jugadores como Manolo Reina, Xisco Campos o Cedric Omoigui han llegado para quedarse y guiar al Mallorca a lo más alto en una temporada muy importante para todo el club y para toda la isla. Un equipo que se ha construido desde la parte de atrás y que desde esa solidez, ha afinado todo lo demás.
Un punto fuerte a tener también en cuenta ha sido el mercado de fichajes en el que se ha movido el club, apostando por una mezcla entre jugadores contrastados como Jony Ñíguez, perlas del filial como Bryan Reyna e imanes para la afición como Abdón Prats, que rechazó ofertas hasta de Segunda para poder volver a la que ha sido siempre su casa y demostrar la clase de delantero que es. La apuesta por el cantera también ha sido fuerte, ya que muchos de los jóvenes del segundo equipo militaron la pasada temporada en la categoría en la que se tendrá que desenvolver el primer equipo en este curso que en nada empieza.
A priori, todo pinta bien. Una gran plantilla. Un gran entrenador. Pero como siempre, a priori. Y más hablando del Mallorca, experto en ilusionar y decepcionar más tarde a una afición que, un año más, seguirá arrimada al equipo de su corazón. Unos 7.300 ya han renovado su abono y la cifra sigue subiendo. Ilusión, que no falte.