El Mallorca recibe al Real Madrid después de perder la final de la Copa del Rey en La Cartuja. Los de Javier Aguirre se tienen que sobreponer rápidamente para sellar cuanto antes la permanencia, el gran objetivo del club, en un choque que puede suponer un auténtico efecto dominó. La primera piedra en el camino es el conjunto de Carlo Ancelotti. El líder de la liga tiene un ojo puesto en la vuelta de los cuartos de final de la Champions el miércoles ante el Manchester City.

La visita del conjunto blanco es más importante de lo que parece para el equipo bermellón por varias razones. La primera: recuperar la moral después de perder la tanda de penaltis ante el Athletic. La segunda: porque una derrota dejaría la liga sentenciada y eso haría que el partido entre Cádiz y Barcelona fuera un mero trámite de los culés antes de la vuelta de los cuartos de final de la Champions este martes y daría alas a los gaditanos en el sueño de la salvación. En cambio, si el Mallorca puntúa, el equipo de Xavi podría ver una rendija en su pelea por la liga con el Madrid antes del clásico del próximo domingo. 

Para recibir al equipo merengue Aguirre cuenta con todos los futbolistas de la plantilla. Se prevé que el once que salga de inicio no sea el mismo que la semana pasada y, quizás, puede haber un cambio de sistema. Del 5-3-2 al 5-4-1. Así daría más consistencia al mediocampo.  Aguirre dejó clara la importancia de LaLiga: «La Copa la tomaba con un postre y ahora nos centramos en el menú principal que es la Primera división. Llevamos tres años seguidos en Primera y ojalá consigamos seguir un cuarto».

El equipo de Ancelotti también dispone de todos los futbolistas: «Toda la plantilla estará disponible y la prioridad es mañana, no Mánchester. Nos jugamos mucho. Mantenemos la confianza y lo de mañana es vital. Rodyrgo no ha entrenado, pero está bien. Repito lo que he dicho: están todos disponibles y mañana pondré el mejor equipo. Militao también está disponible».

El Mallorca saca seis puntos al Cádiz, quien marca el descenso, a falta de ocho jornadas. Es una distancia considerable, pero una derrota hoy puede suponer un efecto dominó que se acercase a los puestos de peligro, en cambio, una victoria, el efecto dominó jugaría a su favor.